Nuestra tradición de conmemorar a los muertos, es una de las más entrañables y difundidas en nuestro país. Tiene un carácter eminentemente religioso que no sólo tiene fundamentos cristianos tomados de la costumbre de “honrar a los fieles difuntos”, sino que conserva muchas de las características del ritual funerario practicado por nuestros antepasados prehispánicos.
Los rituales de “velación”, la colocación de altares y ofrendas en casas y panteones para rendir culto a los difuntos, son el resultado de un complejo tejido que reúne varias tradiciones culturales: por un lado, las nativas de origen precolombino y, por otro, las españolas cristianas que nos llegaron con la conquista, además de las propias de otros grupos provenientes del África, Asia y Europa que emigraron a México durante la Colonia y, posteriormente, en los siglos XIX y XX.
En Michoacán, la conmemoración del Día de Muertos es una tradición solemne que conserva esa genuina manifestación de profundo respeto y veneración a los seres que materialmente ya no existen y a los que, a través de la ofrenda, se rinde tributo.
El ritual de velación que llevan a cabo muchas de nuestras comunidades indígenas de la región del Lago de Pátzcuaro ha tenido profunda raigambre, y se ha realizado desde épocas ancestrales. Los actuales pobladores siguen manteniendo con modalidades y ritos muy similares en lo fundamental, pero con variantes de acuerdo a sus propias creencias y costumbres.